Permacultura en tiempos de crisis

1. Aprenda a plantar, no solo un huerto, sino también cultivos básicos (maíz, yuca, etc.) y árboles (frutales, nativos, leñosos);

2. Cree un vínculo con alguna tierra, ya sea la suya o la de un pariente, un proyecto, un jardín comunitario, etc. Participe con las personas que viven allí, vaya poco a poco buscando formas de pasar más tiempo en el campo que en la ciudad, aprendiendo a plantar, construir, tratar los desechos orgánicos y sanar en la naturaleza;

3. Desarrollar habilidades prácticas (cocina, carpintería, reparación de máquinas, procesamiento de alimentos, costura, etc.).
Enseñe estas habilidades a niños y amigos, vecinos, vecinos;

4. Busque un grupo de apoyo mutuo, donde las personas se cuiden entre sí, hagan productos de necesidad básica colectivamente, como productos de higiene natural, remedios naturales como jarabes y tinturas de hierbas, procesamiento de alimentos, como alimentos conservados y fermentados;

5. Simplifica tu vida ahora, liberando más espacio y tiempo. Descubra todo lo que puede hacer sin dinero, caminar, hacer ejercicios, manualidades y artes del cuerpo, socializar con sus seres queridos, jardinería;

6. Separarse de la lógica de consumir más y más. Prefieren productos artesanales que duran mucho tiempo, de calidad, hechos por pequeños productores, empresas sociales y empresas económicas solidarias. Hacer intercambios, dar y recibir obsequios por valor afectivo, en lugar de valor financiero;

7. Intercambiar, almacenar, multiplicar y diseminar semillas criollas (nativas, no modificadas genéticamente, producidas por la agricultura popular y familiar);

8. ¡Reconoce que la vida será mucho mejor después! Solo estamos en transición.

“Nuestra creatividad es el límite del sistema”


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